Episode 4

Herederos de una pasión: tomar el relevo en el mundo del vino

Cuando se recibe el testigo de una empresa vitivinícola, se hace con pasión, ilusión, pero también se viven aventuras de todo tipo. Nos las cuentan en el nuevo capítulo de “Mi gente tiene D. O. N. : relatos de vida y vino” tres responsables de bodegas que han tomado el relevo de sus padres.

Transcript
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Voz grabada: Mi gente tiene D.O.N.: relatos de vida y vino.

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Entrevistadora: Charla a tres bandas. Si me cuento: a cuatro. Las tres personas que tengo a mi vera comparten su amor por el vino, haber vivido un relevo generacional, haber recibido un legado de sus padres y haber seguido con el proyecto familiar. Hoy comparten su vida y aprendizajes con quienes les escuchamos. Desde Bodegas Asensio, Nacho Asensio. Bienvenido.

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Nacho Asensio: ¿Qué tal? Buenos días.

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Entrevistadora: Desde Bodegas Quaderna Vía, Jorge Ripa. Hola.

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Jorge Ripa: Hola, ¿qué tal? Buenos días.

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Entrevistadora: Desde Bodegas Ochoa, Adriana Ochoa. Bienvenida.

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Adriana Ochoa: Muchas gracias.

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Entrevistadora: Aquí estáis los tres. Empezamos por vuestras historias. La tuya, Adriana, la primera.

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Adriana Ochoa: Arranco con la historia. Yo soy Adriana Ochoa, sexta generación de Bodegas Ochoa. Estamos ahí desde 1845. Somos la última, entre mi hermana y yo, porque gestionamos la bodega las dos. Yo soy la que me encargo desde la cepa hasta la botella, y Beatriz es la que hace de la botella al mercado. Todo esto viene gracias, por supuesto, a toda la familia que ha estado trabajando durante muchos años. En especial, a mis padres, a mi pareja Javier y a mi madre Mariví, que fueron los que impulsaron la bodega a lo que hoy tenemos, o sea un viñedo propio, 145 hectáreas, estamos trabajando en ecológico, y estamos haciendo un montón de cositas muy bonitas con unos proyectos ilusionantes.

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Entrevistadora: Tu árbol genealógico es una viña, es una cepa.

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Adriana Ochoa: Sí, completamente. Tiene muchas ramas y al final, las que nos hemos quedado hemos sido nosotros.

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Entrevistadora: Nacho, ¿tu árbol también es una cepa?

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Nacho Asensio: ¿Mi árbol? Mi relevo ha sido un poco de manual, porque yo empecé con 18 años con mi padre a trabajar en la viña, y ese es el primer paso que das a la hora del relevo. El primer paso que vas a dar, es el día que decides que trabajas con tu padre y que este va a ser tu oficio. Luego, hasta ese último relevo, que es cuando te haces cargo tú de la bodega, eres el gerente o la persona que ya decide un poco, ha habido muchísimos pasos intermedios donde has aprendido el oficio y has cogido mucha experiencia. Yo creo que en eso, los tres que estamos aquí hemos vivido las mismas experiencias.

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Entrevistadora: Contamos ahora la historia de Jorge. En tu caso, tú no heredaste una bodega, pero sí tierras y viñas.

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Jorge Ripa: Sí, es el punto un poco discordante aquí, en ese sentido. Solamente en ese, porque en el resto creo que tenemos más coincidencias que otra cosa. Sí, es cierto que nosotros no heredamos una bodega como tal. Heredamos un viñedo, un amor y un gusto por el mismo. A partir de ahí llegó un momento en el que, tanto mi hermano Raúl como yo, decidimos dar un pasito más adelante y terminar de completar el círculo que había empezado nuestro padre, y ya forma una bodega.

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Entrevistadora: Habéis hablado los tres de ese momento en el que decidís quedaros. También pudiste decidir lo contrario. ¿Cómo es ese instante? ¿Tuvisteis dudas? ¿De qué tamaño?

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Adriana Ochoa: Yo siempre lo he vivido desde pequeña. La viña, la bodega, llevarle el bocadillo a mi padre a las 23:00 de la noche en vendimias, el estar con él en muchos sitios. Sí que me gustaba, pero el periodismo me gustaba también. Estuve ahí, a punto de girar hacia otro lado, pero dije: "Me voy a ir, voy a probar." Me fui a Francia a estudiar y cuando estaba allí, no sabía francés. A las dos semanas de estar allá dije: "Esto es lo mío. Me voy a quedar aquí."

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Jorge Ripa: Podías combinar las dos. Como periodista de vinos.

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Adriana Ochoa: Lo bueno es que, lo que me gusta, voy y lo cuento.

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Jorge Ripa: Periodista de buenas noticias.

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Adriana Ochoa: Eso es. Es mucho más fácil comunicar un vino que una noticia. No sé.

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Jorge Ripa: Estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que siempre hay un punto. Fíjate, en el fondo nosotros somos cuatro hermanos. De los cuatro, dos por el motivo que fuese, por la maldita magia de la uva y del vino, seguimos este proyecto, pero eso significa que dos personas más también tuvieron la misma opción y decidieron no hacerlo.

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Entrevistadora: Jorge, en vuestro caso, tú y tu hermano teníais otras profesiones.

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Jorge Ripa: Más que otras profesiones, tenemos otros estudios. Mi hermano Raúl es enólogo e ingeniero técnico agrícola, o sea que más o menos estaba relacionado con todo lo que habíamos vivido. Desde pequeñitos ya vivíamos dentro de lo que es el mundo de la viña. Yo estudié marketing. Honestamente, cuando empecé a estudiar marketing, simplemente me gustaba el tema comercial, de cómo idear estrategias comerciales y cómo empezar a vender cosas. Cuando terminé la carrera, realmente fue ese el punto que comentábamos. Mi hermano, que ya estaba al cargo de la gestión de los viñedos, me propuso: "¿Qué te parece si aparte de vender la uva, guardamos una parte?" Vender, es lo que veníamos haciendo hasta entonces, pero todavía no teníamos bodega. Alquilamos instalaciones de otra bodega, estuvimos ahí durante cuatro años. Fue en ese momento, en que Raúl me propuso: "¿Qué te parece si guardamos un poquito de vino, hacemos algo de vino, yo lo hago y tú lo vendes?"

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Entrevistadora: ¿Cuánto tardaste en responderle?

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Jorge Ripa: Yo creo que no fue más de dos segundos.

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Entrevistadora: En dos segundos tomaste la decisión. ¿Tú en algún instante dudaste, Nacho?

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Nacho Asensio: No, no dudé tampoco. Era lo que había vivido en casa, lo que había visto desde crío, como dice Adriana. La verdad es que fue un poco de manual, como digo. Yo lo tenía claro y lo que me faltaba era esa experiencia que se coge con los años. Eso no puedes acelerarlo. En eso hemos estado.

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Entrevistadora: Si os situéis ese instante, ¿estáis ya convencidos de que es vuestro futuro? Vuestro padre, en los diferentes casos, está liderando el negocio familiar y llega el momento en el que vais a ser vosotros quienes tomáis el negocio.

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Nacho Asensio: No es una carrera de relevos en que uno va corriendo y el otro está parado, le da el relevo y corre. No, tú llevas ya corriendo a la par hasta que te pasan ese relevo. Llevas ya muchos años corriendo a la par. Con la perspectiva de los años, lo ves y dices que tampoco ha sido tan traumático.

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Adriana Ochoa: Traumático no, pero a mí mi padre sí que me dijo: "Toma las llaves de la bodega." Sí, yo le dije: "Me voy a la viña, que es lo que me gusta. Déjame hacer lo que yo quiero hacer." Hemos trabajado durante años juntos. Yo empecé en 2004 y mi padre se jubiló hace siete años o algo así. Hemos trabajado bastante, pero le dije: "La bodega para ti, que a mí lo que me gusta es el campo, la viña." Ya está.

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Entrevistadora: En esa carrera de atletismo que estáis ahí, tu padre se lleva en un lado el testigo, en la otra mano las llaves de la bodega y dice: "Adriana, todo para ti."

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Adriana Ochoa: Sí. Además, yo llegué en 2005. Estuve elaborando los vinos y dije: "Me voy a Australia." Pero me dejaron escaparme. En 2006 ya dije: "Venga ya, en serio." Mi padre me dijo: "Me voy a Brasil en vendimias." Yo le dije: "¿Qué dices?" Sí, mi padre estuvo de director de enología en EVENA, y entonces estaban haciendo en una región de Brasil una especie de vena.

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Nacho Asensio: Me encanta.

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Adriana Ochoa: Entonces cogió y me dijo: "El 1 de septiembre me voy para 15 días. Yo decía: "¿Cómo hago yo ahora?" Estaba ahí con dos años, tenía muchas más vendimias detrás y demás, pero así, responsable de todo nunca. Me dijo: "Confío en ti." Al final salió bien.

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Nacho Asensio: Te hizo dos pruebas. Una dijo: Australia. Lo más lejos que hay. Si vuelves, es que está--

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Adriana Ochoa: No, decidí irme yo.

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Nacho Asensio: Si vuelves: la bodega.

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Adriana Ochoa: La segunda ya fue que ahí te quedas, y al final salió bien.

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Jorge Ripa: Yo creo que hay un momento en el que hay ese paso, que puede ser más dilatado en el tiempo o menos. Imaginaros año '98. Terminaba la carrera con 22 años entonces, y mi hermano 29. Imaginaos la cara de mi padre. Ya dos años antes habíamos transformado en ecológico. En el año '96, hacer ecológico era una locura. Imaginaros la cara de nuestro padre que preguntó: "¿Qué vamos a hacer? Agricultura ecológica. Mi padre dijo: "Joder, yo pensaba que había hecho todo bien, que tenía hijos normales, y de repente me han salido hippies y me van a hacer vino ecológico." Era hablar de algo totalmente raro. Luego le explicamos a mi papá cómo era hacer vino ecológico. Tú lo sabes, Adriana, y Nacho también. Ya saben cuáles son las bases.

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Jorge Ripa: Al final, es trabajar como lo hacía tu abuelo, pero con la tecnología de hoy en día. No es nada más raro. Es cómo se hizo durante siglos y siglos, y solamente en los últimos 40 años hubo una revolución química en la que se empezaban a utilizar elementos más químicos de tratamiento de las plagas. Entonces, cuando explicamos todo esto, al principio mi padre estaba así, pero al final esa gente mayor entiende que es lo que hacían ellos con el abuelo cuando íbamos al viñedo. Es muy curioso, porque haces algo novedoso, que en el fondo está basado en la tradición y en la forma de hacer las cosas de antes. Al principio se echan las manos a la cabeza, pero luego dijo: "Claro, normal." Antes no tratábamos las viñas con químicos y se producía vino igualmente. Entonces, sí que es cierto que está ese punto un poco raro en el cambio de testigo, pero yo creo que encima, en el caso de los tres, es como muy de agradecer. En el fondo te están diciendo: "Confío en ti."

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Entrevistadora: Habéis mencionado mucho esa palabra, la de confiar.

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Nacho Asensio: Sí.

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Entrevistadora: Entiendo que es fundamental que vuestros padres confíen en vosotros para continuar y seguir. También hay que ganárselo.

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Jorge Ripa: Claro.

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Adriana Ochoa: Mis padres no estaban enfocados hacia trabajar en la bodega. Mi hermana, de hecho, voló un poco más. Acabó vendiendo el vino y haciéndolo. Sí que hay unas bases, que creo que son las que son importantes. Cuando hablamos de familia y de cómo te educan tus padres, es la que tenemos todos, no solamente en el mundo del vino. Entonces, luego tú vas, te dejan salir por la tangente, pero tienes que ir respondiendo a todos esos años de inversión que han hecho ellos.

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Entrevistadora: Vosotros, por cierto, ¿lo tenéis más fácil que los demás, o más difícil?

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Adriana Ochoa: En parte, a nivel personal, yo creo que es más fácil porque te dejan algo. Eres "hijo de", entonces te lo han dejado y en ese aspecto es muy difícil. Tú desde cero no podrías arrancar del punto en el que estás. También te dejan con una gran responsabilidad porque hay muchas cosas detrás. En principio podríamos decir que es más fácil. La gente puede pensar que es lo lógico que pase a los hijos pero, también es más difícil, porque muchas veces te colocan la etiqueta de que tú haces las cosas de esta manera. Por ejemplo, a nosotros nos pasa que nos dicen que Bodegas Ochoa es una bodega clásica, porque llevamos muchísimos años. Es verdad y haces vinos que pueden ser muy clásicos pero, por otro lado, tiene proyectos ilusionantes. Tenemos el cambio ecológico, vinos nuevos. Tenemos muchísimas cosas que estamos haciendo. Yo hago muchísimo más de esto. Igual no se ve, precisamente porque eres "hijo de" o porque es una bodega clásica. Entonces, se queda ahí y es difícil de darle la vuelta.

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Entrevistadora: O sea, tienes suerte por todo el verano, pero tienes una gran responsabilidad.

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Adriana Ochoa: No lo cambio. Por supuesto que sí, la responsabilidad es muy grande. Además, muchas veces, lo que hagas no depende tanto de ti. Hay familias de bodegueras que cuando riñen, tienen un gran éxito porque los hijos van por un lado y el padre va por otro. Ese salseo nos gusta mucho, hace vender y hace que se diga: "Voy a probar qué hace el hijo." "Voy a probar qué hace el padre." Cuando te llevas bien y dices: "No, yo tengo mis vinos y tú los tuyos." Eso no llama tanto la atención. A mí me ha resultado muy bien, pero sí que es verdad que está siendo--

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Entrevistadora: Tu pelea personal.

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Adriana Ochoa: Sí, la pelea. Muchísimos distribuidores que tenemos son hechos por mi madre en diferentes países. Ahora mismo llega el momento de la jubilación, llegan nuevos y ahora es un momento que hay relevos en todas partes.

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Nacho Asensio: Estáis todos en la cadena comercial.

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Adriana Ochoa: Sí.

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Jorge Ripa: A la hora de coger el relevo, creo que es más complicado el que da el relevo, que el que lo coge, porque él tiene ya una ilusión, un proyecto en su cabeza. El que lo deja tiene que estar a la altura de saber dejarlo. En mi caso, mi padre me ha facilitado muchísimo eso. Yo tengo dos hijas y el día de mañana, si ellas quieren coger el relevo, espero estar a la altura. Creo que coincidís conmigo, pero es más complicado pasar a segundo plano.

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Entrevistadora: ¿No os reñís?

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Adriana Ochoa: Hablamos las cosas y se llega a un acuerdo.

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Nacho Asensio: Ellos vienen de una generación y los tres siempre han mandado. Tu padre, tu padre y el mío siempre han mandado y siempre fueron el jefe. Por lo menos los últimos 30 o 35 años de su quehacer laboral.

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Adriana Ochoa: En mi casa, mi madre también.

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Nacho Asensio: Sí, pero en el fondo me da completamente igual padre o madre. Ellos siempre han mandado. De repente, ves qué gente de sus generaciones no sueltan nunca y hasta el fin de sus días están mandando. Tenemos casos que conocemos todos y casos de otro tipo de empresas. En mi caso somos de pocas palabras y alabanzas del uno al otro, lo reconozco, pero yo sí que más de una vez he dicho a mi padre que lo que más puedo admirar de él, es que siempre fue el jefe, mandó, de repente dejó, delegó y nos dijo: "Yo hasta aquí he llegado. Os apoyaré." Lo seguimos teniendo como órgano consultivo, para entendernos. Siempre nos ha servido en ese instante. Con los 60 y algo que tendría entonces, dijo: "Aquí lo tenéis, me tenéis para lo que queráis, pero ya está." Para mí, eso es lo más grande que hay, porque mi padre ha mandado toda la vida. Sigue mandando más que el demonio, en sus pequeñas cosas, pero del negocio para nada. Nunca se ha metido para nada. Le hemos consultado, contado las cosas, sigue viniendo todos los días, te cuenta. A veces te dice incluso la misma pregunta. Da igual. Para mí eso es maravilloso. Gente que ha mandado y que de repente diga: "Ahora ya no mando." Madre mía.

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Jorge Ripa: Hay gente que no sabe dar ese relevo y que dice: "Te dejo, pero haz lo que yo diga." Eso es muy complicado.

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Adriana Ochoa: Nosotros hemos tenido un buen relevo.

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Nacho Asensio: Hemos tenido mucha suerte.

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Jorge Ripa: Por eso decía yo, que lo más importante es el que lo deja.

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Adriana Ochoa: También yo creo que hay una parte de respeto, que es importante, de cara a los padres. Ahora mismo mi padre o mi madre no mandan en la bodega, pero sí que sus opiniones las tomamos en cuenta. Por supuesto.

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Jorge Ripa: Por eso digo lo del órgano consultivo, porque hay cosas que la experiencia y los años te da, y que tú no lo tienes cuando a los veintipico años.

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Entrevistadora: ¿Ha habido ocasiones en las que os hayan dicho que os estabais equivocando, y que vuestro padre o vuestra madre tenía razón?

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Adriana Ochoa: Hay unas cuantas. Las primeras barricas que se me picaron fueron así: "Rellénalas, Adriana." "Sí, ya lo voy a hacer." Pero, también ha habido otras que tenía yo razón. Yo tengo mis series de vino, las series Ochoa, ya que el que crea el vino es el que lo firma. Hay muchos vinos que están firmados por mi padre y hay otros vinos que los firmo yo. El primer vino que hice fue un Graciano 100 por cien. Mi padre me dijo: "¿Estás segura? Es Graciano, ¿eh?" "Sí, pruébalo." "Sí, el vino está bueno. Es que el Graciano es un vino que no me gusta mucho." Fue en 2006. Además, fue el año que se fue. Lo hice, salió, y la verdad es que es un vino que funciona muy bien. Estoy muy contenta y más de una vez me dijo que tenía razón. Las primeras barricas ya no se van a repetir. Ya no se va a picar ninguna barrica, pero este otro también. Me dijo: "Tú lo firmas bajo tu responsabilidad." La verdad es que ahora mismo yo estoy muy contenta con esto. En la bodega, a mi padre yo le llamo el guardián de las viñas, porque es el que va ahí, vigila, pasa el tiempo y tiene tiempo para pasarlos como con los nietos. Los abuelos son maravillosos porque pasan con los niños el tiempo que tú no puedes. Aquí es lo mismo. En la viña le dedica el tiempo que yo no tengo, ya que voy rápido.

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Jorge Ripa: Es que hay una cosa muy chula. Bajo mi punto de vista, esto ya no es un negocio ni un trabajo: esto es un modo de vida y así lo tenemos que entender. Esto es una pasión, para lo bueno y para lo malo. Somos viticultores bodegueros 24 horas, siete días a la semana. Esto es así. Vas de vacaciones, te dan un vino de Tenerife.

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Adriana Ochoa: Vas a ver las viñas.

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Jorge Ripa: Al final todo gira en torno al vino. Hay una cosa que me gusta mucho y que nos une. Mi padre no era bodeguero y el vuestro ya lo era. Hasta lo que sé yo, para los tres lo que más disfrute tiene es en el viñedo, el campo. Ellos son agricultores y se siguen considerando viticultores.

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Nacho Asensio: Jorge, somos antes agricultores que bodegueros.

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Jorge Ripa: Sin duda ninguna.

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Nacho Asensio: Porque estamos hablando mucho del relevo en la bodega.

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Jorge Ripa: Está guay que, ahora que no tienen ningún compromiso y ya no tienen que ir con su discurso a ningún lado. Su discurso ya lo han soltado y está bien. ¿Ellos qué se consideran? ¿Qué se sienten?

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Entrevistadora: Dejadme un segundito. Nacho, ¿recuerdas la vez que tu padre te dijo: "¡Mh, mh!"?

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Nacho Asensio: Más que eso, sí que hay muchas veces que dice: "¡Este hijo no me cuenta nada!" Es al revés, porque en un negocio, los problemas en un negocio los tenemos, surgen, se solucionan. Cuando hay un problema o alguna cosilla, intento no contársela porque se solucionará. Intento contar las cosas buenas y muchas veces me dice que esta no le cuento nada. No es así. Lo que intento es contarle las cosas buenas y evitarle las malas. Siempre me dice: "Esto lo haría así." Pero sin imponer.

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Entrevistadora: Hablamos de relevo, pero también vosotros sois personas de hoy en día con ideas propias y que veis el proyecto de una manera diferente. Introducís cambios.

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Nacho Asensio: Sí.

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Entrevistadora: Queréis hacer algo distinto. ¿Cómo hacéis ese cambio de evolucionar?

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Nacho Asensio: Hay que darse cuenta de que, si vas a sumar fruta o a cambiar las variedades, estos cambios llevan años. No es como en otro negocio que en diez días se empieza a ver el cambio. En la bodega, y según qué tipo de cambio quieres hacer, desde que decides hasta que se ven los resultados, pueden pasar años. Entonces: mucha paciencia. Sí que es cierto que el día a día nos mete en una dinámica que, por ejemplo, ahora han pasado ocho años desde que yo cogí y no me he enterado.

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Adriana Ochoa: Siempre tendrás tus ideas.

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Jorge Ripa: Claro.

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Nacho Asensio: Claro.

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Entrevistadora: Por ejemplo, has cambiado la etiqueta. Tu ballena es tu ballena.

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Nacho Asensio: Mi ballena tiene su historia detrás. Cuando yo cogí la bodega, una de las cosas que quería hacer drásticas era cambiar un poco la etiqueta, el diseño, pero que fuera moderna. Porque si yo hago vinos modernos, entiendo que la etiqueta tiene que ser moderna. También que esta etiqueta representara un poco el momento mío. Ahora mete todo eso en una etiqueta. Me acordé de una historia y no sé cómo me vino a la cabeza. Mi bisabuelo era uno de los que empezó esto, porque tenía viñas, y yo en casa había oído que él decía que hizo un viaje, que vio unas ballenas. De repente pensé que una ballena en una etiqueta podía enlazar todo, y además pude conseguir algo totalmente diferente. Significa que, cuando tú comienzas un camino, como en mi caso con la bodega, es tan importante saber hacia dónde quieres ir, como de dónde vienes. La ballena es la historia que contaban mis antepasados: refleja de dónde vengo y hacia dónde quiero ir. Una ballena muy moderna. Esa es la historia de la ballena.

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Entrevistadora: Tradición y futuro. Hemos hablado mucho de vosotros, de vuestros progenitores, padres, madres. Hablemos ahora con Adriana y con Jorge de hermanos, porque trabajáis con vuestros hermanos, codo con codo.

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Adriana Ochoa: Sí.

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Entrevistadora: Familia directa. ¿Qué tal?

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Adriana Ochoa: Bien. Yo echo de menos a mi hermana porque la veo en la bodega y ahí no estamos de hermanas. En estas navidades hemos estado mucho juntas y sin problema, pero hay veces que tenemos que separar un poco porque nos vamos con los niños al parque y acabamos hablando de la bodega. Nosotras tenemos muy bien delimitado los trabajos de cada una. Además, es lo que nos gusta a cada una. Yo cuando me toca viajar voy, vendo, pero le gusta más a ella. A mí me gusta más la viña, ir al campo. De vez en cuando, en vendimia, le digo a Beatriz que venga y ella se escaquea un poco. Entonces vamos haciendo cada una lo que nos gusta.

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Nacho Asensio: Yo soy Beatriz.

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Entrevistadora: ¿Y tú con tu hermano?

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Jorge Ripa: Muy bien. Cierto es que cada uno tiene su propia personalidad. Los dos tenemos una personalidad bastante fuerte, y vuelvo a decir que tampoco seamos de muchas palabras entre nosotros en casa. Cuando el proyecto empezaba a crecer, en el año '98, y cuando empezamos nuestra propia bodega en el 2000, al principio discutíamos bastante. Muchísimo más de lo que discutimos ahora. Ahora, alguna vez hay algún roce, pero es normal. Eso está un poco en relación con lo que decía Adriana. Esto es un puzzle: te lo ponen desmontado, tú vas poniendo las piezas y al final sabes dónde encajar y dónde está tu sitio.

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Adriana Ochoa: También yo creo que es la persona con la que mejor o peor puedes trabajar, porque le conoces del todo.

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Jorge Ripa: Más que nadie.

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Adriana Ochoa: Además, tienes la confianza para decirle: "Por aquí no." O al revés. Yo siempre tengo proyectos, entonces voy con una copa y le digo: "¡Mira Beatriz¡ Es un vino nuevo" Y me dice: "Sí, pero este año no. Vamos a trabajarlo para más adelante y vamos a ver."

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Jorge Ripa: Yo creo que hay una palabra cuando se habla de hermanos: el encaje. E sea, el saber dónde está el sitio de cada uno. Esto es para todo en la vida, pero en esto hay que ir con respeto. Respetar la zona de influencia de cada uno. Realmente, por ejemplo, en mi empresa, para el resto de la gente, el jefe no soy yo. ¿Por qué? Porque en comercial estoy yo y en producción está Raúl. En el fondo, a quién rinden cuentas y quién les organiza su día a día es él. Todo el mundo sabe que en el proyecto están Raúl y Jorge. Por supuesto. Al final, está el respeto de cada uno, el saber dónde están los límites de cada uno, las responsabilidades de cada uno. Cada uno va haciendo sus cosas. Si hay una ligera información, no nos consultamos, pero para las decisiones gordas, las vitales sí que nos juntamos. O en la propia bodega, o a veces comiendo, ya que tenemos la suerte de comer con nuestros padres. Nos juntamos todos y ahí se hace la junta.

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Entrevistadora: La junta general.

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Jorge Ripa: Sí, pero de forma totalmente improvisada. Eso es una suerte.

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Entrevistadora: Nos habéis dado ya pistas, pero ¿qué consejos le daríais a aquella persona que en este momento se encuentra en vuestra situación de hace unos años, o que tiene una bodega familiar y se plantea el continuarla y tomar el relevo?

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Adriana Ochoa: Yo diría que confié, tanto si es el que cede el testigo como si es el que lo recoge. Que confíe en lo que ha aprendido, y en hacia dónde va. Si no hay esa confianza, no llegas a ningún sitio. He contado lo de mi padre que me dejó, pero al final lo agradezco porque fue la manera de decir: "Sabes hacerlo."

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Nacho Asensio: Hacerte cargo de la bodega siempre da un poco vértigo. Al final, lo que hablamos, ya han pasado ocho años, los problemas que ha habido se han resuelto y así va a ser. No tienes que pensar mucho. Ese vértigo es normal, pero tampoco te tiene que dar miedo. Creo que coincidimos todos. Hay que lanzarte, porque no pasa nada. Que te lances al vacío y que no tengas miedo a fallar.

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Adriana Ochoa: Eso es.

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Nacho Asensio: Cuando antes hablábamos de los fallos, de cuando nos decían esto lo veo o no lo veo, mi padre decía que se aprende más fallando. O sea, que sepas positivamente que te vas a estrellar. No en todo, pero en algunas de las cosas sí. Las debilidades hay que convertirlas en oportunidades y en fortaleza. Es así y va a ser así.

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Adriana Ochoa: Cada uno aporta su modo de ver las cosas.

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Adriana Ochoa: Todo suma.

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Entrevistadora: ¿Qué le debéis a vuestros padres?

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Adriana Ochoa: Muchas cosas.

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Nacho Asensio: Aunque no estuviésemos dentro del negocio, muchas cosas. La cosa más desagradecida del mundo entero, es un hijo. Yo creo que por eso no soy padre. Un hijo siempre va chupando y después, cuando llega un momento, se pira y hasta luego Lucas. En general. Volviendo al tema, lo que más tenemos que agradecerlos, yo creo que es por inyectarnos el veneno del vino. Eso es el origen de todo. La pasión que este maldito negocio tiene. Ese es lo mejor para mí.

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Adriana Ochoa: Sí. Es verdad. El amor por el vino, y que no siempre tienes que estar mirando la rentabilidad de todo, que es importantísimo, pero creo que hay mucho más. Hay una industria del vino, y luego hay un amor por el vino. Como se dice: "Lo de casa siempre sabe mejor." Esta es una manera de hacer las cosas de casa y se agradece muchísimo. Son decisiones que se toman no solamente cuando hay que venir al vino, sino que son las decisiones del día a día, y te das cuenta de que vienen de lo que has aprendido.

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Entrevistadora: De que has vivido toda tu vida. Nacho, ¿tú que le debes a tu padre?

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Nacho Asensio: Si él no hubiera hecho todo lo que ha trabajado, ahora sería difícil que yo, por mi cuenta, hubiera montado una bodega. No sé quién ha escrito el guion de estos tres últimos años, pero algo más que vino ha bebido. Nos lo está poniendo bastante, bastante complicado. La verdad es que le debemos todo.

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Jorge Ripa: Me gustaría señalar aquí, también le debemos a nuestra madre, porque las que siempre están por detrás en este tipo de cosas, que sufren en silencio sin llamar la atención. Les tenemos que agradecer sobre todo los valores. Las grandes empresas, y no hablo de términos económicos, sino de negocios bonitos, siempre están llenos de valores bonitos. Eso es lo que creo que nos han inculcado todos nuestros padres.

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Entrevistadora: ¿Creéis que vosotros vais a ser buenos, si se da el caso, en ceder el testigo?

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Nacho Asensio: Ya te he dicho antes que espero estar a la altura. Yo creo que sí.

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Jorge Ripa: Yo no, pero tengo sobrinos. No hay ninguna presión por nuestra parte, que cada uno haga lo que quiera. Un hijo de Raúl sí que parece que va por eso y yo creo que va a ser buenísimo. "Chavales, hasta aquí hemos llegado. Yo me voy yendo a Marbella."

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Adriana Ochoa: El tío es especial.

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Jorge Ripa: Lo mío es un poco distinto. Si somos justos con la vida, yo creo que deberíamos ser los mejores, porque nosotros hemos recibido y tenemos que saber dar.

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Adriana Ochoa: Yo espero que también. Yo tengo dos chicos que tienen 11 y seis años, les gusta el vino y se interesan. Ahora con el proyecto en el colegio están haciendo el vino, y ellos están muy arriba porque conocen, saben, hablan y les gusta. Yo creo que sí que sabré dejar el testigo, pero también hay veces que lo pienso y digo: "No es fácil, prepárate." Ahora entiendo cuando mis padres me dijeron: "Prepárate. Vete a Francia, aprende, trabaja y sal fuera." Cuando ya tienes todo esto formado, te dicen: "Ahora sí que te lo dejo y es cosa tuya. Ya hemos puesto los medios para que aprendas y que puedas trabajar bien."

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Entrevistadora: Tenemos que ir despidiéndonos, pero antes echamos un brindis. ¿Por qué brindamos?

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Nacho Asensio: Vamos a empezar, por 2023. Vamos a ir partido a partido, como dice ese famoso entrenador.

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Entrevistadora: Porque también para los siguientes años le cambian de guionista.

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Nacho Asensio: Yo creo que sí. Este está ya amortizado.

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Jorge Ripa: Ese guionista que pasa el testigo. ¡Qué haya relevo generacional!

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Jorge Ripa: Tranquilo que seguro que le va a salir un futuro más bonito.

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Adriana Ochoa: Más brillante.

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Entrevistadora: ¿Por qué más brindamos?

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Adriana Ochoa: Yo brindaría por la familia, que sigamos haciendo los vinos y las bodegas familiares. Aquí en Navarra somos muchas y yo creo que bien avenidas. Me parece que es algo importante.

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Nacho Asensio: Es verdad. Las bodegas familiares hay que apoyarlas, no porque seamos nosotros, sino porque hay detrás mucha personalidad.

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Adriana Ochoa: Sí, hay unos valores que yo creo que se arrastran a lo largo de todo. Todo lo que aprendes tú en casa es cómo vas a gestionar tu negocio.

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Nacho Asensio: Hace poco, en una feria de vino había un montón de vinos y me dijo: "Nacho, ¿tú cuál probarías?" Prueba este, que es una bodega pequeña, que hay gente detrás, que tiene más personalidad, y seguro que tiene algo detrás.

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Entrevistadora: ¿Por qué brindarías?

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Adriana Ochoa: Lo hemos dejado difícil.

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Nacho Asensio: Por los proyectos ilusionantes. Cuando cogemos el relevo, fue un proyecto. En aquel momento eres joven, entonces le pones la mayoría de las ilusiones. ¡Vamos a brindar por todos los proyectos ilusionantes del vino!

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Entrevistadora: ¿Y por los padres y las madres?

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Jorge Ripa: Claro.

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Adriana Ochoa: Por supuesto.

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Nacho Asensio: Claro. No hay proyecto ilusionante sin unos padres y unas madres.

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Adriana Ochoa: En mi caso también por los abuelos. Madre mía.

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Nacho Asensio: Nos vamos a tener que poner otra copa.

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Entrevistadora: Un brindis muy sonoro. Mil gracias. Unos brindis que hagan falta, que para eso está la vida: para brindar.

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Nacho Asensio: Gracias.

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